Google está expandiendo agresivamente sus funciones de búsqueda basadas en IA en todo el mundo, implementando su modo AI basado en Gemini y su suscripción premium AI Plus en docenas de nuevos países. La medida señala un gran impulso para integrar su IA más avanzada directamente en la experiencia central del usuario para cientos de millones de personas más.
Esta ofensiva global, sin embargo, llega en un momento de conflicto sin precedentes con los editores web que suministran el contenido que alimenta los modelos de Google. La expansión intensifica una batalla de alto riesgo sobre el tráfico, los ingresos y el futuro de la web abierta, una batalla que se vuelve más volátil por las propias declaraciones contradictorias de Google.
El modo IA de Google se globaliza
En un importante impulso global, Google ha anunciado una doble expansión de sus servicios de IA más avanzados, implementando agresivamente su Modo AI en Búsqueda y su suscripción premium a Google AI Plus en nuevos mercados internacionales. La medida es una señal clara de la intención de la empresa de hacer de sus herramientas de IA generativa una parte central de la experiencia del usuario en todo el mundo.
La función de búsqueda principal, el modo AI, se está lanzando ahora en más de 40 nuevos países y 35 nuevos idiomas, lo que eleva su disponibilidad total a más de 200 territorios, incluidos muchos en toda Europa.
Esta expansión está impulsada por los últimos modelos Gemini de Google, que según la compañía pueden captar las sutilezas de los idiomas locales y manejar consultas multimodales complejas.
Al mismo tiempo, el El plan de suscripción Google AI Plus se está ampliando a 36 países adicionales, lo que eleva su alcance total a 77. Este nivel premium ofrece a los suscriptores límites de uso más altos para la generación de imágenes y videos, integra Gemini directamente en aplicaciones de Workspace como Gmail y Docs, e incluye 200 GB de almacenamiento en la nube.
La empresa enmarca esta expansión masiva como una respuesta directa a la evolución del comportamiento de los usuarios. Hema Budaraju, director sénior de Producto para Búsqueda de Google, señaló que”con el Modo AI, ya estamos viendo a personas profundizar en temas complejos y hacer preguntas casi tres veces más que las búsquedas tradicionales”.
Este dato es central para la justificación de Google para su giro estratégico. Sugiere que la empresa ve una demanda creciente de respuestas más completas y sintetizadas en lugar de una simple lista de enlaces.
Este cambio de un”motor de búsqueda”tradicional a un”motor de respuestas”más sofisticado sustenta toda su estrategia de IA primero, posicionando estas funciones avanzadas no como un experimento, sino como el futuro de la búsqueda.
Una historia de dos narrativas: prosperar en público, declinar en Tribunal
Sin embargo, la expansión global se ve ensombrecida por acusaciones condenatorias de hipocresía, que surgen de un conflicto crudo e irreconciliable entre las garantías públicas de Google y sus argumentos legales privados.
Durante meses, la compañía ha participado en un esfuerzo coordinado para convencer a los editores y al público de que su estrategia impulsada por la IA es netamente positiva para el ecosistema web.
Esta ofensiva de relaciones públicas fue encabezada por altos ejecutivos. En agosto, la jefa de búsqueda Liz Reid publicó una defensa detallada, afirmando que”en general, el volumen total de clics orgánicos desde la Búsqueda de Google a los sitios web se ha mantenido relativamente estable año tras año”.
Argumentó que la IA en realidad estaba creando clics más valiosos y de mayor calidad al alentar a los usuarios a hacer preguntas más complejas. Esta narrativa tuvo eco en los niveles más altos, y el director ejecutivo Sundar Pichai insistió en mayo en que Google estaba enviando tráfico a una”gama más amplia de fuentes”.
Sin embargo, detrás de las puertas cerradas de un tribunal federal, los abogados de Google cantaron una melodía dramáticamente diferente. En un cambio sorprendente, un presentación judicial del 5 de septiembre en su caso antimonopolio de tecnología publicitaria presentó una realidad sombría y desesperada. Al argumentar en contra de una ruptura de su negocio publicitario ordenada por un tribunal, el equipo legal de la compañía declaró sin rodeos que”el hecho es que hoy en día, la web abierta ya está en rápido declive y la propuesta de desinversión de los demandantes sólo aceleraría ese declive…”
La presentación citaba el aumento de la IA y los cambios en el gasto publicitario como factores clave en este declive, las mismas fuerzas que los editores culpan al propio Google. Después de que el documento se hizo público, un portavoz intentó contener el daño diciéndole a The Verge que el comentario se refería únicamente a”publicidad gráfica en web abierta”.
Para los críticos, esta explicación hizo poco para suavizar el golpe. Esta admisión ha proporcionado municiones poderosas para quienes acusan a la empresa de negar públicamente una crisis que reconoce en privado y aprovecha en su defensa legal.
Esta historia de dos narrativas (una de una red próspera para el público, otra de una red moribunda para los tribunales) se encuentra en el corazón de la creciente desconfianza de la industria.
Los editores acusan a Google de un error “intencional”. Ataque
Para muchos editores, la declaración judicial de Google no fue una revelación, sino una confesión largamente esperada de una sombría realidad que han estado viviendo durante meses.
Sus informes anecdóticos sobre el colapso del tráfico fueron poderosamente validados por datos empíricos de un estudio histórico realizado en julio por el Pew Research Center.
La investigación confirmó que cuando aparece una descripción general de la IA, el usuario hace clic en los botones tradicionales. los enlaces web se desploman del 15% a sólo el 8%, destruyendo el tráfico de referencias que sustenta sus modelos de negocios.
Este creciente conjunto de evidencia ha provocado que la frustración en toda la industria se convierta en acusaciones directas de intenciones maliciosas. Al frente de la acusación, Neil Vogel, CEO de People Inc., calificó recientemente a Google de”mal actor intencional”por su estrategia técnica.
Argumentó que el uso por parte de Google de un rastreador web único y unificado tanto para su índice de búsqueda como para sus productos de inteligencia artificial crea un jaque mate técnico para los editores.
Esta táctica obliga a las empresas de medios a tomar una elección imposible: permitir que Google extraiga su contenido para capacitación en inteligencia artificial o bloquear el rastreador y quedar completamente eliminado de los resultados de búsqueda vitales.
Para una empresa como People Inc., que ya ha visto su tráfico de Google desplomarse del 65% al “alto 20″en tres años, perder el resto es una amenaza que pone fin al negocio.
En su intervención en la conferencia Fortune Brainstorm Tech, Vogel fue directo en su evaluación de la estrategia de Google y afirmó: “ellos lo saben y no están dividiendo sus rastreador. Por lo tanto, aquí son un mal actor intencional”.
Este sentimiento se hace eco en toda una industria que siente que su modelo de negocios fundamental está bajo un ataque coordinado y deliberado. La panelista Janice Min, directora ejecutiva de Ankler Media, fue más allá y etiquetó a las grandes empresas tecnológicas como”cleptomaníacas del contenido”.
El consenso entre muchos creadores es que esto no es un subproducto accidental de la innovación, sino una estrategia calculada de extracción de valor.
¿El fin del gran acuerdo de la Web?
Esta escalada del conflicto señala el final completo ruptura del modelo económico fundamental de la web. Durante décadas, existió un acuerdo simple y no escrito: los editores creaban el contenido que hacía que la búsqueda fuera útil y, a cambio, los motores de búsqueda les enviaban el tráfico que impulsaba sus negocios financiados con publicidad.
El CEO de Cloudflare, Matthew Prince, describió una vez a Google como el”gran patrocinador de Internet”, proporcionando el motor económico para la web que conocemos hoy.
Ese acuerdo fundamental se rompió unilateralmente con el cambio de la”búsqueda”motores”a”motores de respuesta”. Al satisfacer las consultas de los usuarios directamente en la página de resultados, los resúmenes de IA eliminan la necesidad de hacer clic para acceder a la fuente original.
Danielle Coffey, directora ejecutiva de News/Media Alliance, captó la desesperación de la industria, argumentando que”los enlaces eran la última cualidad redentora de la búsqueda que proporcionaba tráfico e ingresos a los editores. Ahora Google simplemente toma el contenido por la fuerza y lo utiliza sin retorno”.
Ante lo que muchos ven como una cuestión existencial amenaza, la industria ha desencadenado una carrera armamentista en múltiples frentes. En el frente legal, el grupo de defensa Foxglove ha presentado una importante denuncia antimonopolio en la UE, y su directora, Rosa Curling, declara que”las noticias independientes se enfrentan a una amenaza existencial: las descripciones generales de la IA de Google”.
Financieramente, el grupo de medios alemán Corint Media exige aproximadamente 1.300 millones de euros anuales a Google por utilizar contenido periodístico.
Los editores también están desplegando defensas técnicas, utilizando herramientas de empresas como Cloudflare para bloquear rastreadores no autorizados. De manera más estratégica, algunos están buscando modelos de compensación completamente nuevos.
Los informes indican que Reddit está presionando a Google para que llegue a un acuerdo de “precios dinámicos” para reemplazar su acuerdo de licencia de datos de tarifa fija. Este enfoque sofisticado tiene como objetivo que Reddit pague por el valor que proporciona su contenido, incluso si los usuarios nunca abandonan el ecosistema de Google.
A medida que Google avanza con su estrategia de dar prioridad a la IA, la cuestión central sigue siendo si se puede construir un modelo nuevo y sostenible antes de que el anterior colapse por completo.
Matthew Prince sigue siendo optimista sobre la presión del mercado y pronostica que “mi predicción es que, para estas fechas el año que viene, Google”Pagaremos a los creadores de contenido por rastrear su contenido y ponerlo en modelos de IA”. Hasta entonces, la batalla por los datos, el tráfico y la compensación justa definirá la próxima era de Internet.