Escapando de la amenaza de una ruptura forzada, Meta derrotó la demanda antimonopolio de la Comisión Federal de Comercio el martes. El juez de distrito estadounidense James E. Boasberg dictaminó en Washington que el gigante tecnológico no es un monopolio, rechazando las demandas de vender Instagram y WhatsApp.
La feroz competencia de TikTok y YouTube, concluyó el tribunal, impide que Meta domine el mercado. El veredicto desmantela la afirmación de la FTC de que Mark Zuckerberg compró rivales únicamente para acabar con la competencia.
Sin muro de “redes sociales”
Lejos de ser un jardín amurallado aislado donde los usuarios están cautivos por los efectos de la red, el tribunal concluyó que Meta opera en un entorno digital fluido y altamente permeable.
El juez Boasberg rechazó explícitamente la premisa central de la FTC de que los “servicios de redes sociales personales” (PSNS) constituyen un mercado distinto de las plataformas de entretenimiento más amplias. Los reguladores habían argumentado que aplicaciones como Facebook e Instagram, que se centran en conectar amigos y familiares, no compiten directamente con servicios centrados en video.
Sin embargo, la evidencia presentada durante el juicio demostró que la atención de los usuarios cambia agresivamente entre las propiedades de Meta y rivales como TikTok y YouTube.
Boasberg señaló que “si bien alguna vez podría haber tenido sentido dividir las aplicaciones en mercados separados de redes sociales y medios sociales, ese muro se ha derrumbado desde entonces”, validando la defensa de larga data de la compañía de que lucha por cada minuto de participación del usuario.
La convergencia funcional de estas aplicaciones, impulsada por el aumento de los videos de formato corto y el descubrimiento algorítmico, dejó obsoleta la definición de mercado más estrecha de la FTC.
Las conclusiones judiciales específicas señalaron un “patrón inconfundible” donde los usuarios sustituyen activamente el desplazamiento de Facebook por la visualización de TikTok.”En contra de ese patrón inconfundible, la FTC no ofrece evidencia empírica de sustitución alguna”, escribió Boasberg, socavando la afirmación del gobierno de que Meta no enfrenta amenazas significativas.
Al aceptar una definición de mercado más amplia que incluye a estos gigantes del video, el tribunal efectivamente diluyó la participación de mercado calculada de Meta por debajo del umbral típicamente requerido para demostrar poder de monopolio.
MEMORÁNDUM OPINIÓN Caso 1 20-cv-03590-JEB Meta vs. FTC
Carga de la prueba: la necesidad del monopolio actual
Un elemento central de la decisión del juez Boasberg fue el requisito temporal de la aplicación de las leyes antimonopolio. Los fiscales basaron su caso en gran medida en agravios históricos, específicamente la adquisición de Instagram por mil millones de dólares en 2012 y WhatsApp por 19 mil millones de dólares en 2014.
Argumentaron que estos acuerdos eran parte de una estrategia de”comprar o enterrar”orquestada por el CEO Mark Zuckerberg para neutralizar las amenazas incipientes antes de que pudieran madurar.
Si bien el tribunal reconoció la naturaleza agresiva de esas primeras estrategias, dictaminó que la intención histórica no se traduce automáticamente a una violación actual de la Sección 2 de la Ley Sherman.
“Para ganar la orden judicial permanente que busca aquí, la FTC debe probar una violación legal actual o inminente”, escribió el juez, enfatizando que la agencia no logró conectar acciones pasadas con las realidades actuales del mercado. La mera posesión de un poder monopólico hace una década no justificaría la drástica solución de la desinversión en 2025.
Boasberg fue particularmente crítico con la falta de actualización de su análisis competitivo por parte de la FTC. Observó que la agencia”continúa insistiendo en que Meta compita con los mismos viejos rivales que ha tenido durante la última década”, ignorando la enorme perturbación causada por la entrada de ByteDance en el mercado. Aclarando el estándar legal, el fallo declaró:
“Sin embargo, independientemente de que Meta haya disfrutado o no de poder de monopolio en el pasado, la agencia debe demostrar que continúa manteniendo ese poder ahora”.
Sin evidencia de que Meta domine actualmente este mercado ampliado, la narrativa de “comprar o enterrar” colapsó como argumento legal a favor de la separación estructural.
Una victoria decisiva contra la desinversión
Escapar del Ante el espectro de una ruptura forzada, Meta asegura la integración continua de su ecosistema de”familia de aplicaciones”. La orden de Boasberg representa un revés significativo para la FTC, que había tratado de deshacer dos de las adquisiciones más exitosas en la historia de la tecnología.
Una victoria de la agencia habría sentado un precedente para revisar las fusiones cerradas, una estrategia que se ha cernido sobre la industria desde que se presentó la demanda por primera vez en diciembre de 2020.
Los funcionarios de la compañía acogieron con agrado la validación de su modelo de negocio. Un portavoz afirmó que”la decisión del Tribunal de hoy reconoce que Meta enfrenta una competencia feroz”, un sentimiento que ahora lleva el peso de una sentencia de un tribunal federal.
El resultado contrasta fuertemente con la reciente derrota de Google en su caso de monopolio de búsqueda, destacando la dificultad que enfrentan los reguladores al definir mercados para plataformas sociales dinámicas en comparación con motores de búsqueda similares a servicios públicos.
Los inversores parecían haber valorado en gran medida la victoria o permanecer cautelosos ante otros vientos en contra. Las acciones de Meta cambiaron poco tras el anuncio, lo que refleja un mercado que ya había anticipado la dificultad de deshacer fusiones de hace una década.
Si bien la amenaza legal interna ha disminuido, la compañía todavía enfrenta presión regulatoria en el extranjero, incluido el escrutinio en curso bajo la Ley de Mercados Digitales de la UE.
Concluyendo a fines de mayo, el juicio contó con testimonios de Zuckerberg y otros altos ejecutivos que argumentaron que Instagram y WhatsApp tuvieron éxito gracias a la inversión de Meta, no a pesar de ella.
A lo largo del proceso, la compañía mantuvo que la industria tecnológica es”dinámica e hipercompetitiva”, una opinión que el juez Boasberg finalmente respaldó.
Las maniobras políticas también fueron un telón de fondo de la batalla legal. A principios de este año, surgieron informes de que Zuckerberg había intentado aprovechar los canales políticos para detener el juicio, enmarcando las acciones antimonopolio como perjudiciales para la innovación estadounidense.
Si bien esos esfuerzos no detuvieron el proceso, el resultado judicial ha dado el resultado que la empresa buscaba: autorización regulatoria para su estructura corporativa.