Un tribunal alemán ha dictaminado que ChatGPT de OpenAI no puede reproducir letras de canciones protegidas por derechos de autor, una decisión histórica que cuestiona cómo se entrenan los modelos de IA generativa.
En un veredicto emitido hoy en Munich, el Tribunal Regional I de Munich se puso del lado de la organización alemana de derechos musicales GEMA, y encontró que OpenAI es responsable de infracción de derechos de autor. Su determinación encontró que los modelos de OpenAI “memorizan” y producen trabajos protegidos ilegalmente, rechazando la defensa de la compañía de que su proceso está cubierto por excepciones legales para la minería de textos y datos.
El fallo, que sienta un importante precedente europeo, describe nuevas responsabilidades para los desarrolladores de IA en materia de propiedad intelectual. En respuesta, OpenAI ha anunciado que apelará la decisión.
Un fallo histórico: el tribunal considera que la’memorización’de la IA es una violación de los derechos de autor
En una decisión con implicaciones para la industria de la IA generativa, el tribunal de Munich determinó que OpenAI es directamente responsable de los derechos de autor violaciones cuando su chatbot produce letras protegidas.
Presentado por GEMA en nombre de varios artistas alemanes, el caso se centró en nueve canciones específicas, incluidas obras de Helene Fischer y Rolf Zuckowski.
GEMA, abreviatura de Gesellschaft für musikalische Aufführungs-und mechanische Vervielfältigungsrechte (Sociedad para los Derechos de Interpretación Musical y Reproducción Mecánica), es una Sociedad de gestión alemana que gestiona los derechos musicales en nombre de compositores, letristas y editores de música.
GEMA argumentó que la capacidad de ChatGPT para generar reproducciones casi perfectas de estas letras demostraba que fueron utilizadas ilegalmente en sus datos de entrenamiento.
En el centro de la disputa legal estaba la interpretación del tribunal de”memorización”.
Según el comunicado de prensa oficial, el tribunal concluyó que la letra estaba contenida de manera reproducible dentro de los parámetros del modelo, lo que constituye una forma de duplicación según la ley de derechos de autor. Tal hallazgo contradice directamente las afirmaciones de algunos desarrolladores de IA de que sus modelos aprenden conceptos en lugar de almacenar copias textuales.
Crucialmente, el tribunal desmanteló la defensa principal de OpenAI: que sus actividades estaban permitidas bajo la excepción de minería de textos y datos (TDM) de Alemania. Argumentando que este escudo legal es para analizar información, el tribunal determinó que no se aplica cuando una IA reproduce obras completas de una manera que perjudica la capacidad del creador original para obtener ganancias.
“La premisa de la minería de textos y datos… de que ningún interés comercial se ve afectado… no se aplica en esta constelación”, afirmó el tribunal.”Por el contrario, las reproducciones dadas en el modelo interfieren con el derecho de explotación del titular de los derechos”.
El tribunal explicó que la excepción TDM se basa en la idea de que el análisis posterior no interfiere con la explotación normal de la obra original.
Al memorizar y reproducir letras, el tribunal encontró que OpenAI estaba creando un producto sustituto que compite directamente con los servicios de letras con licencia, dañando así significativamente el mercado principal de los titulares de los derechos.
Esta interpretación detallada reduce la aplicabilidad de las defensas TDM para la IA generativa en Alemania.
Los jueces también responsabilizaron a OpenAI, no al usuario final, por la infracción. Debido a que los resultados podían generarse con indicaciones simples, el tribunal concluyó que la arquitectura del sistema de OpenAI fue el factor decisivo en la violación.
Un panorama legal divergente: cómo se compara globalmente el fallo alemán
Mientras OpenAI prepara su apelación, el fallo se suma a un creciente mosaico de decisiones legales internacionales que no ofrecen un consenso claro sobre la IA y los derechos de autor. Diferentes jurisdicciones están llegando a conclusiones marcadamente diferentes, creando un entorno complejo e incierto para los desarrolladores que operan globalmente.
En los Estados Unidos, un caso similar que involucraba al laboratorio de IA Anthropic y a los editores de música se resolvió mediante un acuerdo.
En lugar de un veredicto judicial, Anthropic acordó mantener y hacer cumplir”barreras”técnicas para evitar que su Claude AI reproduzca letras con derechos de autor.
El”uso justo”del sistema legal estadounidense La doctrina, que permite el uso sin licencia de material protegido por derechos de autor con fines”transformativos”, fue una parte central de la defensa en muchos de estos casos, aunque su aplicación al entrenamiento de IA sigue siendo una cuestión intensamente debatida y sin resolver.
También es importante distinguir el caso de la música de una demanda colectiva separada en la que Anthropic estableció un acuerdo de 1.500 millones de dólares. fondo para autores que afirmaron que sus libros se utilizaron para capacitación sin permiso.
Mientras tanto, una decisión reciente del Tribunal Superior del Reino Unido en un caso entre Getty Images y Stability AI ofreció una interpretación más amigable para los desarrolladores.
Al determinar que los resultados generados por IA no se basan en trabajos almacenados o copiados, el tribunal de Londres sugirió que la capacitación sobre material protegido por derechos de autor no constituye inherentemente una infracción según la ley británica. El enfoque de Munich en la “memorización” como forma de reproducción contrasta directamente con este hallazgo.
Tal divergencia resalta lo mucho que está en juego en estas batallas legales. Como señaló la experta jurídica del Instituto Max Planck, Silke von Lewinski, antes del veredicto, el resultado de estos casos es decisivo para todos los creadores.
“Esto tiene una importancia fundamental para todas las obras, ya sea literatura, textos periodísticos, música, artes visuales, fotografía o cualquier otra obra que utilizado para la IA generativa”, dijo.
Implicaciones más amplias: un precedente para todas las industrias creativas
Aunque es específico para las letras de las canciones, el fallo de Munich envía una poderosa señal a todos los sectores creativos. Autores, periodistas, fotógrafos y desarrolladores de software están siguiendo de cerca estos procedimientos, ya que los principios legales se aplican por igual a su trabajo.
Si la capacitación sin licencia constituye un uso legítimo o una infracción sigue siendo el campo de batalla central.
Esta incertidumbre legal se extiende a otros medios, sobre todo al periodismo. Los principales editores, incluido The New York Times, han presentado demandas de derechos de autor similares contra OpenAI y Microsoft, argumentando que las herramientas de IA generativa utilizan ilegalmente sus vastos archivos de artículos para crear productos de la competencia.
Una pérdida para los desarrolladores de IA en estos casos podría obligar a una reingeniería fundamental de sus modelos de negocio, creando potencialmente un nuevo mercado de licencias a gran escala para datos de entrenamiento de alta calidad.
Algunas empresas de IA están intentando adelantarse a los desafíos legales mediante huelgas. acuerdos de licencia proactivos.
Asegurar una fuente estable y legal de datos de capacitación y al mismo tiempo compensar a los creadores es el objetivo principal de esta estrategia. La propia OpenAI se ha asociado con organizaciones de medios como TIME y Associated Press, creando un marco para usar su contenido en la capacitación de modelos.
Estos acuerdos, que sugieren un posible camino a seguir, podrían ayudar a eludir los litigios contenciosos.
Sin embargo, con innumerables terabytes de datos existentes extraídos de la web, los litigios siguen siendo un principal impulsor de las políticas.
Alemania observará de cerca el resultado de la apelación de OpenAI, al igual que muchos otros. demandas pendientes.
Por ahora, la victoria de GEMA en Munich proporciona un impulso significativo a los titulares de derechos que argumentan que las empresas de IA deben ser responsables de los datos que utilizan.
Refuerza la idea de que el avance tecnológico no puede producirse a expensas de los derechos de propiedad intelectual establecidos, preparando el escenario para futuras confrontaciones legales y regulatorias.