Ante una inminente multa antimonopolio de la Unión Europea, Google se ha ofrecido a alterar significativamente sus resultados de búsqueda en su último intento por apaciguar a los reguladores. Según un documento visto por Reuters, el gigante tecnológico propuso crear un cuadro en la página dedicado a los servicios de búsqueda vertical de la competencia.
Esta concesión es una respuesta directa a una investigación en virtud de la poderosa Ley de Mercados Digitales (DMA) de la UE. La medida se produce mientras Google lucha contra la creciente presión regulatoria y las acusaciones de los editores de que su contenido de IA es un ataque intencional a la web abierta.
La propuesta, presentada el 14 de octubre, modifica una oferta anterior de julio que fue ampliamente criticada por los competidores. El caso de la UE, que podría resultar en una multa enorme, alega que Google favorece injustamente sus propios servicios especializados como Google Shopping y Flights sobre sus rivales.
Una caja VSS para apaciguar Bruselas
Según el nuevo plan, Google crearía una oportunidad para que cada Servicio de Búsqueda Vertical (VSS), motores especializados para sectores como viajes, hoteles o restaurantes, tuviera su propio cuadro dedicado en la página de resultados de búsqueda.
La compañía declaró que este”cuadro VSS”se llenaría con los resultados del inventario de ese servicio y tendría la mismo formato que las ofertas propias de Google.
Este es un intento significativo de cumplir con la DMA, que exige que los guardianes designados como Google deben no autopreferir sus propios servicios. El incumplimiento puede dar lugar a multas de hasta el 10 % de la facturación anual global de una empresa.
Google afirma que la oferta ganadora por la caja se basaría en”criterios objetivos y no discriminatorios”. Sin embargo, la compañía también expresó reservas sobre el impacto potencial.
Un portavoz declaró:”Seguimos preocupados de que cualquier cambio adicional en la Búsqueda priorice los intereses comerciales de un pequeño conjunto de intermediarios sobre las empresas europeas”.
Esta concesión de la UE es solo un frente en una guerra regulatoria mucho más amplia y de múltiples frentes que está desafiando los principales modelos de negocios de Google en todo el mundo.
Un desafío regulatorio global
La presión está aumentando en todo el mundo. El 10 de octubre, la Autoridad de Mercados y Competencia del Reino Unido (CMA) designó oficialmente a Google con”Estado de Mercado Estratégico”. Esta medida otorga al regulador poderosas herramientas para intervenir en los negocios de búsqueda y publicidad de la compañía para fomentar la competencia.
En respuesta, el Director Senior de Competencia de Google, Oliver Bethell, advirtió que “muchas de las ideas de intervención que se han planteado en este proceso inhibirían la innovación y el crecimiento del Reino Unido…”, argumentando que las reglas severas podrían frenar la innovación en el Reino Unido.
Este movimiento de pinza transatlántico tiene un poderoso homólogo en Estados Unidos. El 3 de septiembre, un juez federal libró a Google de una venta forzosa de su navegador Chrome, pero impuso nuevas restricciones significativas.
El tribunal prohibió las ofertas exclusivas para ser el motor de búsqueda predeterminado en los dispositivos, centrándose en la conducta que llevó a su conclusión de monopolio en agosto de 2024.
¿Un “mal actor intencional” en una Web “en declive”?
¿Mientras Google Mientras navega por estos campos minados legales, se enfrenta a una rebelión en toda regla por parte de los editores que suministran el contenido para sus productos de búsqueda e inteligencia artificial. El conflicto se ve alimentado por acusaciones tanto de manipulación técnica como de absoluta hipocresía.
En un ataque mordaz en septiembre, el director ejecutivo de People Inc., Neil Vogel, calificó a Google de”mal actor intencional”.
Argumentó que el uso por parte de Google de un único rastreador web tanto para la búsqueda como para el entrenamiento de inteligencia artificial crea un jaque mate técnico, lo que obliga a los editores a permitir que su contenido sea eliminado o enfrentarse a la eliminación de resultados de búsqueda vitales. Vogel fue directo y afirmó:”ellos lo saben y no están dividiendo su rastreador. Por lo tanto, aquí son un mal actor intencional”.
Esta frustración en toda la industria se ve agravada por las propias declaraciones contradictorias de Google. En un expediente judicial del 5 de septiembre para su caso antimonopolio de tecnología publicitaria, los abogados de la compañía hicieron una sorprendente admisión, argumentando que”el hecho es que hoy en día, la web abierta ya está en rápido declive y la propuesta de desinversión de los demandantes sólo aceleraría ese declive…”para protegerse de una ruptura forzada de su negocio publicitario.
Este argumento legal contradice directamente meses de garantías públicas de altos ejecutivos de que la web está”prosperando”. Para muchos editores, el comentario sobre la “rápida caída” es una confesión largamente esperada de una crisis que culpan al propio Google.
Argumentan que el cambio de un “motor de búsqueda” a un “motor de respuesta” ha roto el modelo económico fundamental de la web.
Durante décadas, existió un trato no escrito: los editores creaban contenido y los motores de búsqueda les enviaban tráfico. Ese sistema está colapsando.
Danielle Coffey, directora ejecutiva de News/Media Alliance, captó este sentimiento y afirmó que”los enlaces eran la última cualidad redentora de la búsqueda que proporcionaba tráfico e ingresos a los editores. Ahora Google simplemente toma el contenido por la fuerza y lo utiliza sin retorno”.
Mientras los editores luchan por sobrevivir, muchos buscan nuevas formas de forzar una compensación. El director ejecutivo de Cloudflare, Matthew Prince, ha predicho un cambio en la dinámica de poder, pronosticando que”mi predicción es que, para esta época del año que viene, Google pagará a los creadores de contenido por rastrear su contenido y ponerlo en modelos de inteligencia artificial”.
Hasta entonces, la batalla por los datos, el tráfico y el uso legítimo definirá la próxima era de Internet.