La administración Trump despidió a 176 empleados de la Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad (CISA) el viernes 10 de octubre, en medio de un cierre gubernamental en curso. La medida es parte de una reducción más amplia de personal (RIF) que afecta a más de 4.000 trabajadores federales.
Un portavoz del Departamento de Seguridad Nacional confirmó los despidos y afirmó que el objetivo era que CISA”volviera a su misión”.
En una declaración, el portavoz afirmó:”Se producirán RIF en CISA. Durante la última administración, CISA se centró en la censura, la marca y la electoralismo. Esto es parte de lograr que CISA vuelva a su misión”. Esta medida deja a la principal agencia de ciberdefensa del país operando con un equipo mínimo, lo que genera serias preocupaciones sobre la preparación de Estados Unidos en materia de ciberseguridad.
La reducción de personal es la última de una serie de acciones dirigidas a la agencia a lo largo de 2025. Los despidos exacerban una situación ya crítica, ya que el cierre del gobierno ha dejado a CISA con solo 889 de sus antiguos 2.540 empleados en servicio.
Un patrón de recortes y renuncias
Este año se ha visto un debilitamiento sistemático de la agencia. Anteriormente, la administración despidió a 130 empleados de CISA en febrero, incluido el personal centrado en la seguridad electoral. A esa medida le siguieron las renuncias de alto perfil de los asesores principales Bob Lord y Lauren Zabierek en abril.
El presupuesto propuesto por la administración para el año fiscal 2026 señaló aún más su intención, al exigir un asombroso recorte de 1.230 millones de dólares al gasto en ciberseguridad en todas las agencias gubernamentales. El plan proyectaba específicamente eliminar 1.000 puestos de trabajo de CISA, lo que representa casi un tercio de su fuerza laboral.
Para aumentar la agitación, un informe reciente de Bloomberg reveló que algunos de los profesionales de ciberseguridad de CISA habían sido reasignado para trabajar en temas de inmigración, diluyendo aún más el enfoque de la agencia en su misión principal.
Siguiendo el manual del Proyecto 2025
La justificación de la administración para estas acciones se alinea precisamente con un plan político controvertido. El lenguaje utilizado por el portavoz del DHS refleja directamente los objetivos descritos en el Proyecto 2025 de la Fundación Heritage, un plan detallado para un segundo mandato de Trump.
Proyecto 2025 pide explícitamente el desmantelamiento de CISA. Describe a la agencia como un componente que “la izquierda ha utilizado como arma para censurar el discurso y afectar las elecciones a expensas de proteger el dominio cibernético y la infraestructura crítica…”, según el documento. El plan aboga por devolver a la agencia a una “misión limitada”, un sentimiento que se hace eco en las propuestas presupuestarias oficiales de la administración.
La carta del director de la OMB, Russell T. Vought, que acompaña la solicitud de presupuesto para el año fiscal 2026, indicaba que el objetivo era reorientar a CISA en sus funciones principales. Escribió:”el presupuesto reenfoca a CISA en su misión principal: la defensa de la red federal y la mejora de la seguridad y la resiliencia de la infraestructura crítica, al tiempo que elimina el uso de armas y el despilfarro”, enmarcando los recortes como una medida necesaria para eliminar”el uso de armas y el despilfarro”.
La ciberdefensa falla en medio del cierre y la controversia
A medida que los recursos y Aunque se restringe la autoridad, otra entidad más controvertida ha ido ampliando su influencia. El Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), una iniciativa vinculada a Elon Musk, ha estado absorbiendo tareas federales de ciberseguridad con una supervisión significativamente menor.
El ascenso de DOGE ha alarmado a muchos en la comunidad de seguridad. Han surgido preocupaciones sobre sus cuestionables prácticas de contratación, que han incluido personas con presuntos vínculos con redes de acoso en línea y foros de cibercriminales.
Estos son poco convencionales. Las opciones de personal y los métodos operativos han dado lugar a duras advertencias por parte de expertos experimentados. El investigador de ciberseguridad Bruce Schneier caracterizó la influencia de DOGE como”el desmantelamiento sistemático de las medidas de seguridad… eliminando a los funcionarios de carrera a cargo de esas medidas de seguridad y reemplazándolos con operadores sin experiencia”, señalando un tendencia peligrosa de reemplazar funcionarios experimentados con operadores no autorizados.
El ex hacker de la NSA Jacob Williams fue aún más lejos y advirtió en LinkedIn que el acceso no controlado de DOGE y los cambios de código no autorizados representaban”una amenaza mayor para los sistemas de información del gobierno federal de EE. UU. que China”, principalmente debido a la riesgos para la integridad y disponibilidad del sistema. La actual destrucción de CISA, junto con el ascenso de DOGE, crea un panorama volátil e impredecible para la seguridad nacional de Estados Unidos.